Una rivalidad histórica plagada de prejuicios
Octavos de Final · Alemania-Inglaterra
El triunfo en la Segunda Guerra Mundial sobre la Alemania nazi es un tópico muy usado en la prensa amarilla inglesa.
"Prepárense para la máquina de guerra alemana, el antiguo enemigo se ha alistado para los octavos frente a Inglaterra", advirtió en su página web el diario sensacionalista inglés The Sun minutos después de que Alemania venciera a Ghana y avanzase a la ronda de los últimos dieciséis del Mundial de fútbol.
El triunfo en la Segunda Guerra Mundial sobre la Alemania nazi fue uno de los grandes momentos de la historia británica y es un tópico muy usado en la prensa amarilla inglesa, que, al mismo tiempo, se hace eco de la eterna rivalidad entre ambos pueblos.
Nazis, Hunos, Krauts (por el Sauerkraut, el repollo macerado) son apelativos comunes en el habla inglesa para referirse a quienes en realidad son sus primos por el origen geográfico de los ingleses en las regiones germánicas de Anglia y Sajonia.
En películas, series televisivas, cómics y anuncios publicitarios se repiten las figuras de suboficiales nazis de voz ronca, burócratas sin humor o veraneantes germanos que llegan temprano a la playa o la piscina para reservarse con toallas los mejores lugares.
"No hay pueblo más criticado por los británicos que los alemanes, quizás con excepción de los árabes y los judíos", estimó el periodista del diario The Guardian Hugo Young en un artículo del semanario Die Zeit sobre la relación de ambos países.
Estudiantes de intercambio alemanes en Inglaterra pueden llegar a ser saludados con un Heil Hitler. En círculos intelectuales tampoco falta quien sospecha -décadas después de que Alemania se convirtiera en una democracia estable- de la metamorfosis pacifista de los antiguos enemigos, como por ejemplo la escritora Martha Gellhorn, que a mediados de los 90 diagnosticó que eran inestables a nivel colectivo: "Creo que tienen un gen suelto".
Los fantasmas del temor a una nueva hegemonía alemana resurgieron en Inglaterra tras la reunificación de las dos Alemanias en 1990.
La entonces primera ministra británica Margaret Thatcher invitó a su casa de campo a historiadores y filósofos a dilucidar esta pregunta: "¿Cómo es el carácter alemán?" La respuesta fue una larga lista de epítetos, muchos de ellos, estereotipos: son arrogantes, miedosos, hipersensibles y trabajan como burros.
"La relación anglo-alemana está plagada de sentimientos profundos y contradictorios: desconfianza y respeto, amor-odio", razona el semanario alemán Focus.
La rivalidad histórica de ambos países se remonta a finales del siglo XIX, con el surgimiento del Estado alemán. Desde entonces hubo conflictos por la política colonial, competencia económica y diferencias políticas que tuvieron su punto culminante en las dos guerras mundiales.
Pero también están las distintas mentalidades: preguntados en encuestas, muchos ingleses dicen que en Alemania es típico el sentido de perfección, la autoridad y la subordinación, mientras que se definen a sí mismos como amantes de la libertad y la diversidad.
Las mofas, sin embargo, no son unidireccionales. Pese a la admiración que existe por el refinamiento y el humor inglés, los alemanes suelen criticar la comida inglesa y pintan a los británicos como bebedores empedernidos de cerveza, de piel nívea que se convierte en carmín bajo el sol del sur de Europa.
Después de todo, en lo que respecta a la cerveza y la mutación del color de la piel bajo el sol del Mediterráneo tampoco hay muchas diferencias entre alemanes e ingleses.
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