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Cultura

'La educación de la Virgen', un esperado regreso a Sevilla

  • El recuperado lienzo de Velázquez se exhibe tras su restauración en una muestra que explora los años de formación del autor y las influencias que marcaron al genio.

La educación de la Virgen regresa a la ciudad en la que fue pintada hace casi 400 años -en torno a 1616 y 1617- tras el exhaustivo proceso de restauración que ha corroborado la tesis que atribuía la obra a Diego Velázquez. Esta joya que se conservaba en los almacenes de la Universidad de Yale, de cuya existencia se supo hace cuatro años gracias a un artículo de su descubridor, el especialista John Marciari, en la revista Ars Magazine, se exhibe desde ayer en el Espacio Santa Clara en la exposición El joven Velázquez, una muestra que documenta con minuciosidad los trabajos y análisis, financiados por el Banco Santander, con los que esta pieza ha recobrado la majestuosidad de antaño y se ha confirmado la mano maestra que está detrás de sus trazos. Pero, como asegura el comisario de la cita, Benito Navarrete, se ha compaginado el rigor de la investigación con un discurso accesible y ameno para los aficionados al arte: el "mayor miedo" de los responsables, declaró ayer el director de Infraestructuras Culturales y Patrimonio del Ayuntamiento de Sevilla, era "hacer una exposición de historiadores para historiadores", cuando el objetivo era ilustrar "para el gran público lo que significa un descubrimiento así en el arte". Inspirado en la filosofía que ha marcado la trayectoria de Yale, Navarrete habló del "respeto a la labor científica", el "compromiso con el conocimiento" y la relevancia de "transmitirlo a la humanidad, algo que hemos querido hacer aquí".

Porque El joven Velázquez, que mantendrá sus puertas abiertas hasta el 15 de enero de 2015, ahonda, precisamente en el mismo convento en el que el pintor retrataría a la madre Jerónima de la Fuente, en los precedentes y las influencias que marcaron a un creador que cuando hizo La educación de la Virgen se formaba en el taller de Francisco Pacheco, pero que ya demostraba audacia para tantear su propio estilo y viraba hacia el naturalismo que caracterizaría su producción artística. Así, La educación de la Virgen velazqueña dialoga en la misma sala con otras pinturas que debieron de impresionar la sensibilidad del artista, como la obra homónima de Juan de Roelas, que ha cedido el Bellas Artes de Sevilla, y una Sagrada Familia de Luis Tristán prestada por el Minneapolis Institute of Arts, expuestas junto a La imposición de la casulla a San Ildefonso, propiedad del Ayuntamiento hispalense.

Aunque son muchas las similitudes entre la composición de Roelas, fechada en 1612, y la de Velázquez, el óleo del segundo plantea una relectura interesante: si en la primera pintura se puede observar a una Virgen adolescente que aprende a leer siguiendo las indicaciones de su madre, en la segunda la protagonista, pese a ser menor que en la visión de Roelas, aparta su mirada del libro y dirige al espectador un gesto de inesperada madurez. Velázquez seguía así los argumentos esgrimidos por su maestro, Francisco Pacheco, que por el dogma de la Inmaculada Concepción defendía que la Virgen no precisaba lecciones, "ya que era sabia por ciencia infusa", recalca Navarrete.

Interpretaciones y apuntes que pueden hacerse hoy gracias al azar: Jock Reynolds, director de la Yale University Art Gallery, contaba ayer que fue la reorganización del complejo de tres edificios que alberga una colección de más de 200.000 referencias, a principios de la década anterior, la oportunidad para revisar tan impresionantes fondos. John Marciari señaló entonces una autoría que ya un estudiante había barajado en los años 70, "pero ninguno de los catedráticos le hizo caso porque entonces las fotografías y los estudios no podían mostrar las conclusiones a las que se llegan hoy por los avances", admite Reynolds. Marciari esperó hasta 2010 para publicar un artículo que arrojaba luz sobre ese velázquez olvidado. "La prensa española se hizo eco inmediatamente del hallazgo, pese a que coincidía por esas fechas con el Mundial. Eso nos hizo ver que el tema realmente interesaba", cuenta Reynolds. Y fue un español al que acudieron desde Yale para financiar la restauración: Emilio Botín, que supo del cuadro por su hija y se tomó su recuperación como un proyecto personal. Murió la víspera en que la restauración de La educación de la Virgen se iba a mostrar a la prensa en Madrid, tal como recordó ayer el director territorial del Banco Santander en Andalucía, Alberto Delgado.

La exposición, que ubica al visitante en la Sevilla que conoció Velázquez y relata las diferentes vicisitudes por las que pasó el cuadro a través de paneles explicativos, comparte con los asistentes los diferentes descubrimientos que se hicieron durante el proceso de restauración. Carmen Albendea, que lideró el equipo encargado de este proyecto junto a Ian McClure, apunta que se encontraron gracias a las radiografías y la reflectografía infrarroja varios elementos claramente atribuibles a Velázquez. "Hay detalles del proceso pictórico o de los materiales empleados que son distintivos de su pintura", reconoce la especialista. "En el dibujo subyacente organiza un esbozo con unas líneas oscuras muy gruesas, se marca el contorno de las figuras, algo muy propio de Velázquez. También hay muchas similitudes con otras obras suyas en la forma de la pincelada, o en que para el verde utiliza una mezcla de azul y amarillo cuando otros pintores usaban pigmentos verdes directamente", prosigue Albendea, que entre otros rasgos definitorios del autor de Las Meninas destaca "los arrepentimientos y cambios que hay en el cuadro, el más llamativo la cabeza de Santa Ana, que llegó a modificar hasta tres veces". Para Albendea, La educación de la Virgen revela a un pintor "joven que estaba probando con la perspectiva, los volúmenes, el espacio, pero que tuvo un proceso de aprendizaje muy rápido y que ya era un genio".

Coincidiendo con la exposición, hoy se inaugura el simposio El joven Velázquez, que durante unos días congregará en Sevilla a los mayores eruditos en la trayectoria del pintor. Hoy, en el Ayuntamiento, a partir de las 17:00 se leerá un texto de presentación de Jonathan Brown, que no puede asistir por motivos de salud y que protagonizará, pese a su ausencia, uno de los momentos más esperados del encuentro, al que seguirá la intervención de Xavier Salomon, jefe de exposiciones de la Frick Collection de Nueva York, titulada El joven Ribera y el joven Velázquez. A partir de las 19:30, ya en el Espacio Santa Clara, se han programado dos ponencias de profesores de la Hispalense: De la pluma al pincel. Retóricas gráficas en la época de Velázquez, de Carlos Alberto Sánchez, y Un olor de ciudad, un otro no se que. Arquitecturas de la Sevilla de Velázquez, de Alfredo Morales.

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