Estampa antigua sobre fondo moderno
La Exaltación
La Virgen de las Lágrimas luce el palio restaurado tras dos años sin salir
Un costalero se hace la ropa en la Plaza de la Encarnación. Es un costalero atípico, con pantalones Dockers remangados por la pantorrilla y calcetines negros con el logo de Polo Ralph Lauren en rojo. Todavía no se ha metido bajo el misterio de la Exaltación, que gira en Doña María Coronel hacia Imagen. Unos metros más adelante, pasa la Virgen de los Ángeles junto a las setas de la Encarnación. La plataforma del Metropol Parasol recuerda más en su aspecto actual a una nave de Star Trek que al futuro centro comercial y de ocio con el que se pretende vertebrar esta parte del centro.
La heladería de Imagen se ha convertido en una tienda de Movistar. Quien quiera helado, a Rayas o a la máquina expendedora del párking de Santa Ángela. No hay color entre uno y otro, ni en calidad ni en precio. Llega el misterio de la Exaltación, con esos ladrones de la Roldana, con el Cristo restaurado, con los angelotes de las esquinas, con esa cantidad de kilos que sacan un quejido de abajo en cada levantá.
Doña María Coronel está tomada por las sillitas plegables. No hay que fiarse de la tecnología china. Una mujer se cae hacia atrás con su niño en brazos. "Se rompió", dice, mientras una hilera de personas aprovecha el hueco para atravesar la cofradía. Las restauraciones de los titulares lucen con una luz espléndida, de Jueves Santo clásico. La Virgen trae su palio también restaurado, después de dos años sin poder lucirlo. Luce una tonalidad distinta a la original. La hermandad espera estrenar el año próximo el manto restaurado y, sin fecha definida todavía, confía en volver a salir de Santa Catalina. Ojalá que así sea.
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