La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La botella de cava barato, símbolo del triunfo
Treinta años después de que su abuela, la Condesa de Barcelona, visitara el Real Monasterio de San Leandro en 1995, la infanta Elena ha regresado al histórico convento sevillano para recorrer sus dependencias, conocer su patrimonio y compartir varias horas con la comunidad religiosa en el marco de una visita privada.
La jornada comenzó con la cálida acogida de la madre abadesa, sor Natividad Rodríguez Calzada, acompañada de toda la comunidad. A lo largo de más de tres horas, la infanta recorrió la iglesia, el convento y las distintas dependencias, deteniéndose especialmente en la nueva hospedería del monasterio, cuya restauración y modernización despertaron en ella gran admiración.
Durante la visita, la infanta se mostró cercana y afectuosa con las religiosas, que disfrutaron intensamente de la jornada. El historiador Salvador Guijo Pérez fue el encargado de guiarla por el recorrido, ofreciendo explicaciones detalladas sobre la historia, el arte y el patrimonio del convento, así como de su valioso museo, que también fue objeto de atención por parte de la infanta.
Tras el recorrido, la comunidad compartió con doña Elena un refrigerio en el recreo de las religiosas donde se sirvió limonada y yemas de San Leandro elaborados por las propias monjas, en un ambiente de fraternidad y alegría. Finalmente, la infanta quiso dejar constancia de su paso por San Leandro con una dedicatoria en el Libro de Honor, donde expresó su afecto, gratitud y el deseo de volver en otra ocasión.
La visita de la Infanta Doña Elena a San Leandro se suma así a la memoria viva del monasterio, que en 1995 acogió también a la Condesa de Barcelona, María de las Mercedes de Borbón y Orleans, madre del rey Juan Carlos I y abuela de doña Elena. Aquel encuentro, ocurrido hace exactamente tres décadas, quedó igualmente reflejado en el mismo Libro de Honor.
Con esta visita, la tradición de cercanía de la familia real con el Real Monasterio de San Leandro continúa, reforzando los lazos históricos y espirituales que unen a la Corona con uno de los enclaves monásticos más emblemáticos de Sevilla.
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