Detenido en Sevilla Dani el Uruguayo, un peligroso atracador que llevaba año y medio fugado de prisión

Cumplía condena por un robo a tiros a un camionero y no regresó a la cárcel tras un permiso penitenciario

Se le relacionó con el asesinato de un vigilante en El Viso del Alcor, pero la causa se archivó

La plaza de los Mártires, en Triana, donde se produjo la detención. / Juan Carlos Vázquez

La Policía Nacional detuvo el pasado domingo a Dani el Uruguayo, un peligroso atracador que llevaba más de un año y medio fugado de prisión. El sospchoso no regresó a la cárcel de un permiso penitenciario y permanecía en paradero desconocido desde enero de 2024. Cumplía una condena de diez años de prisión por un atraco a un camionero, al que descerrajó dos tiros en las piernas, en unos hechos ocurridos en el año 2015 en el polígono Parsi. Le falta por cumplir un año cuando se fugó. Tras su arresto, ocurrido en la plaza de los Mártires, en Triana, ha vuelto a prisión.

Tras esta detención, el atracador ha estado representado jurídicamente por el abogado José Antonio Cumplido, que ha conseguido anular las dos órdenes de búsqueda que pesaban sobre él emitidas por Uruguay, ya que los delitos estaban prescritos. El atracador ha vuelto a prisión, donde cumplirá el año que le queda de condena por el robo al camionero.

El Uruguayo es un experimentado atracador que tiene dos identidades distintas. Su nombre real es Sergio Fernando L. M., pero en España siempre se ha hecho llamar Daniel G. En Uruguay tiene también dos homicidios, uno a un ultra de fútbol cuando era menor de edad, y otro a un joyero durante un atraco. Se escapó de la prisión en la que cumplía condena por este último crimen y recaló en España, donde llevó una doble vida con una identidad falsa. Se instaló en Montequinto, donde llegó incluso a formar una familia. Se le relacionó con varios atracos ocurridos en la provincia de Sevilla, si bien sólo se le pudo probar su participación en el del polígono Parsi.

Aquel atraco ocurrió el 22 de enero de 2015, a las cuatro menos veinte de la tarde, a plena luz del día. El atracador abordó a un camionero y le pegó dos tiros en las piernas para robarle dos carpetas, en una de las cuales había dinero. Llegó a disparar cuatro veces, aunque a la víctima sólo le alcanzaron dos balas. Y eso que apenas puso resistencia. El suceso quedó grabado por las cámaras de videovigilancia del polígono. El atracador huyó del lugar en una motocicleta, pero en el lugar de los hechos la Policía encontró una huella dactilar, sobre la que comenzó a trabajar.

La huella no estaba en las bases de datos de las Fuerzas de Seguridad españolas. Por la violencia y la sangre fría empleadas por el autor, la Policía ya sabía que estaba ante un atracador especial, que no tenía reparos en abrir fuego a plena luz del día y delante de testigos, algo que no haría habitualmente un delincuente con antecedentes en España. Tras intensas gestiones, los investigadores consiguieron identificar y detener al autor del mismo, un tipo que se hacía pasar por argentino, que residía en Montequinto, frecuentaba un gimnasio, recogía cada día a sus hijas del colegio y se relacionaba con futbolistas del Sevilla y del Betis, sobre todo con los suramericanos.

Los agentes supieron que no era argentino sino uruguayo y que vivía en España con la identidad de Daniel G. Este nombre coincidía con el de un pasaporte que había sido robado en Uruguay en el año 2005. En agosto de aquel año se había fugado de la cárcel de Rocha, a unos 200 kilómetros de Montevideo, un preso de 26 años llamado Sergio Fernando L. M. Este delincuente había sido condenado por matar a puñaladas a un joyero en un atraco ocurrido en el verano de 2001. Sobre él pesaba una orden internacional de búsqueda y captura emitida por las autoridades uruguayas.

Las descripciones coincidían. Un hombre de complexión fuerte, de tez clara, pelo corto castaño claro y una estatura aproximada de 1,85 metros. Daniel y Sergio Fernando eran la misma persona. La Policía Nacional lo detuvo en septiembre de 2015 como autor del atraco al camionero, por el que después sería condenado a diez años de cárcel. La sorpresa llegaría poco después, cuando en el curso de la investigación, los agentes del Grupo de Atracos obtuvieron una información que relacionaba a Dani el Uruguayo con el asesinato a tiros del vigilante de seguridad Jerónimo Luna Torres, de 48 años, ocurrido sobre las once menos veinte de la mañana del 15 de julio de 2008 en El Viso del Alcor.

Aquel día, un atracador a bordo de una motocicleta de gran cilindrada abrió fuego contra este trabajador, que recibió un único disparo mortal, y su compañero, Diego C., que resultó herido grave tras recibir cinco disparos. Tras el tiroteo, el pistolero robó varias sacas con 100.000 euros, que los dos vigilantes acababan de retirar de una sucursal del Banco de Santander ubicada en el mercado de abastos. Llevaban el dinero hasta un furgón blindado, pero fueron asaltados antes de llegar al vehículo. El motorista se dio a la fuga con el dinero.

Nueve años después del crimen, en marzo de 2017, la Guardia Civil detuvo a Dani el Uruguayo como presunto autor del asesinato. Para ello fue excarcelado y se le leyeron los derechos. Sin embargo, y a pesar de que el único testigo de los hechos reconoció al sospechoso, la juez de Carmona consideró que no había pruebas suficientes para sentar en el banquillo de los acusados a este hombre, y decretó el archivo de la causa.

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