Día de la Inmaculada: todos los caminos en Sevilla conducen a María y a la Navidad

Los múltiples actos por la festividad sirven a los sevillanos para ‘recuperar’ el centro aunque sea por un día

Guía de los besamanos y cultos de la Inmaculada en Sevilla 2025

El besamano de la Virgen de la Concepción (El Silencio) congregó a muchos fieles en San Antonio Abad. / Ismael Rubio

Sevilla se echó este lunes a la calle para celebrar el festivo pero también para reencontrarse con la tradición de la Inmaculada, porque nada hay más saludable que salvaguardar algunas costumbres de toda la vida en estos tiempos en los que la globalización arrasa con todo, las ciudades pierden personalidad a la misma velocidad que ganan franquicias y cada vez hay más peligro de no distinguir si uno está en el centro de Sevilla o el de Milwaukee. Las tunas del domingo y los múltiples besamanos del lunes consiguieron que ese no fuese el caso en la capital de Andalucía. Los sevillanos, en su camino hacia la Virgen María y la Navidad, recuperaron por unas horas el centro, ese que el turismo desmedido les está birlando.

La Inmaculada empezó el día antes con las rondas de las tunas y el clásico desfile de la vigilia en la Plaza del Triunfo. Los uniformes negros, las bandurrias y los tunos que ya hace tiempo que dejaron de ser universitarios coparon el casco histórico desde muy temprano. En la sobremesa, por ejemplo, afinaban voces e instrumentos los componentes de una tuna mixta y joven en la plaza de los Curtidores. Un ejemplo entre tantos otros.

A las tunas hay que sumarles las zambombas. En el Patio de los Naranjos de la iglesia del Salvador, la Hermandad del Rocío de Sevilla volvió a celebrar su tradicional Zambomba Navideña. A eso de las nueve de la noche, el jolgorio traspasaba la calle Córdoba y se oía en la cola del Kukuchurro, que a su vez llegaba hasta Martínez Montañés. Si el imaginero levantase la cabeza y los veladores le dejasen ver cómo está la plaza, que esa es otra, igual agradecía llevar muerto casi 400 años....

Tunas y zambombas

Colas churreras aparte, la víspera y las primeras horas de la Inmaculada fueron para las tunas. Desde las diez de la noche, con un gran gentío en la Plaza del Triunfo, se fueron turnando Peritos Industriales, Económicas, Ingenieros, la Tuna Femenina, Ingenieros Técnicos Agrícolas, Magisterio, Farmacia, Medicina, el CMU San Juan Bosco, Filosofía y Letras, Aparejadores, Biología, Turismo y Finanzas, Derecho y por último, a las dos de la mañana, Arquitectura.

El 8 de diciembre comenzó en la Catedral con la Santa Misa en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción. El arzobispo, José Ángel Saiz Meneses, habló de “una fiesta profundamente sevillana” y proclamó que “Sevilla necesita cristianos coherentes”. “Le pedimos a María que proteja Sevilla, España y el mundo entero”, pidió antes de impartir la bendición apostólica con indulgencia plenaria.

Más de una corporación no tuvo más remedio que acogerse a esa protección, ya que la que debería ofrecer la Policía Local no existió por la clásica falta de efectivos que es noticia día sí y día también por ese conflicto económico con el Ayuntamiento. Las hermandades de Las Aguas y la Anunciación suspendieron sus rosarios, la primera de ellas con la Virgen ya en la puerta, mientras que el Divino Perdón de Alcosa y la Sacramental del Corpus Christi procesionaron por sus propios medios, con algunos de sus componentes cortando las calles.

Un señor medita ante la Pura y Limpia del Postigo. / Ismael Rubio

Al margen de esas incidencias, casi 30 hermandades estuvieron sembradas de fieles que quisieron rendir cortesía a otras tantas vírgenes en besamanos. Ya que se trata de que las tradiciones sobrevivan, es imprescindible fijarse en el Silencio y la Pura y Limpia del Postigo, que de nuevo contaron con el Cuerpo de Clarines y Alabarderos de la Banda del Sol. En San Antonio Abad interpretaron los Gozos a la Inmaculada desde la espadaña y en el Arco del Postigo tocaron los Laudes a la Pura y Limpia. Numeroso público los acompañó en ambos ritos.

En la Cena, el besamanos a la Virgen del Subterráneo también sirvió para fijarse en el Cristo de la Humildad y Paciencia, recién regresado a su altar tras pasar un tiempo en el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH). Y en Montserrat, además de ser el acto inicial del 425º aniversario de su fundación, la veneración extraordinaria a la Virgen fue al mismo tiempo una despedida antes de su inminente peregrinación a la Abadía de Montserrat. El monasterio benedictino está conmemorando mil años de vida.

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