Masiva concentración ante el SAS por los fallos en el cribado del cáncer de mama

Una masiva concentración entre lágrimas, aplausos y cicatrices ante la sede del SAS escenifica la denuncia popular contra los errores en los cribados

El Virgen del Rocío copa el 90% de los errores en el cribado del cáncer de mama: se harán más pruebas a 1.800 mujeres

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Manifestación por los errores en el cribado del cáncer de mama en Sevilla / Antonio Pizarro

El reloj marcaba las siete y la marea rosa ya ocupaba la Avenida de la Constitución. Con puntualidad británica, los alrededores de la sede central del Servicio Andaluz de Salud en Sevilla se tiñeron de rosa entre gritos y aplausos que se mezclaban con sollozos, pancartas y una consigna que tronaba por encima de todas: “¡Nuestras vidas no pueden esperar!”. Fue el lema con el que miles de mujeres, y también muchos hombres que las acompañaban, reflejaron la rabia acumulada, pero también la esperanza de un futuro donde los errores en el programa de cribado del cáncer de mama no costaran vidas.

Al frente de la marcha, las mujeres de Amama, con el rosa como única bandera, pero con la careta de la emoción y las lágrimas como escudo. “Gracias, gracias de verdad”, repetía su presidenta, Ángela Claverol, mientras leía un sentido manifiesto, con voz quebrada pero firme. Entre pausas, sus palabras eran un grito de auxilio y una acusación directa. “La mala gestión del Gobierno andaluz ha puesto en grave riesgo la vida de miles de mujeres”, afirmó, mientras la multitud la escuchaba en un silencio roto por los aplausos.

En uno de los momentos más sobrecogedores de la tarde, una mujer, con el rostro curtido por la enfermedad y la fuerza, se quitó la camiseta para mostrar su torso, atravesado por las cicatrices de una doble mastectomía. El gesto paralizó la concentración. Durante unos segundos, el bullicio se transformó en un silencio denso y respetuoso, que resumía mejor que cualquier consigna el motivo de la protesta.

Junto a ella, otras miles historias sonaban entre la indignación y el cansancio. Relatos de vida que se entrelazaban con los discursos y los gritos. Entre ellos, Chari, que, junto a su grupo de amigas, compartía con voz temblorosa su experiencia personal. “Yo, por ejemplo, fui a la Seguridad Social porque me notaba un bulto, me dijeron que ya me llamarían, pero nunca me llamaron”, explicaba en declaraciones a este medio. “Me fui a la privada y me detectaron un cáncer. Cuando ya me llamaron de la Seguridad Social, ya llegábamos tarde”, relataba mientras se mostraba agradecida de estar hoy luchando. “Si hubiese esperado, quizás hoy no podría estar aquí”, acentuaba.

También Ana, enfermera, pero igualmente paciente e integrante de la asociación Amama, resumía así el sentir general. “El cáncer de mama está en todas las familias. Todos los andaluces estamos siendo víctimas de la mala gestión de la sanidad pública y de una privatización descarada”, contaba indignada. La profesional sanitaria criticaba también el anunciado plan de choque de la Junta, que prevé incorporar 119 profesionales más para reforzar el programa de cribado. “Eso no puede presentarse como un plan de choque. Esos profesionales hacen falta siempre. No son un refuerzo, son una necesidad”, subrayaba.

Entre la multitud, otra mujer relataba con crudeza su experiencia. “A mi hija tardaron años en detectarle el cáncer. Se ha salvado gracias a los buenos profesionales , pero le han destrozado la vida”, afirmaba con rotundidad.

Sus testimonios resumían el sentimiento compartido por muchas de las asistentes. Una desconfianza hacia la gestión sanitaria y la sensación de que, con el paso del tiempo, el sistema acabará olvidándolas. “Lo peor es que dentro de unos meses se olvidarán de todos nosotros”, decían otras mujeres.

A medida que avanzaba la tarde, la protesta se acentuaba en una mezcla de rabia, dolor, pero también, esperanza. Al término, un sentimiento de victoria agridulce con la dimisión de la consejera de Salud, que fue vista como un paso, pero no como una solución. “Nosotras, las mujeres de Amama, seguiremos en pie por la lucha, por defender nuestra salud y nuestras vidas”, sentenciaba Claverol.

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