Exhibición de Enganches

Una pasarela de albero y tradición ecuestre

La Giralda fue testigo un año más de la cita caballar en la Maestranza. La Giralda fue testigo un año más de la cita caballar en la Maestranza.

La Giralda fue testigo un año más de la cita caballar en la Maestranza. / José Ángel García

"Ya estamos en la Maestranza". Pocas palabras que encierran muchos meses de trabajo y paciencia en el seno del Real Club de Enganches de Andalucía (RCEA). La frase, pronunciada por Ramón Moreno de los Ríos, vicepresidente de la entidad y habitual speaker del evento, fue una metáfora de lo vivido en la mañana del domingo en la plaza de toros de la Maestranza. El coche de caballos, tras dos años de ausencia, recuperó su protagonismo y desfiló en sus variadas modalidades por el albero de El Arenal, convertido en pasarela de tradición y artesanía. Hasta 45 enganches se dieron cita en el coso maestrante, al que acudieron como si de una mañana de Feria de Abril casi un millar de espectadores. Los aledaños también estaban animados, aunque en esta edición los coches no formaran en la calle Adriano para evitar aglomeraciones. Sí lo hicieron en Tablada, cuartel general del enganche durante este fin de semana.

Desde la base aérea partían hacia el centro de la ciudad, haciendo su entrada por la calle Iris hacia el patio de patio de cuadrillas. Una vez en el ruedo, eran ovacionados por el público y presentados por megafonía: propietario, tipo de enganche, guarniciones y raza de los equinos. Toda una clase de biología y artesanía mientras los coches circulaban sobre la arena de todas las manera imaginables: al paso, al trote o dando aplaudidos pasos hacía atrás. Un espectáculo acompañado por pasodobles taurinos e inaugurado por una unidad de caballería de la Policía Nacional. Los agentes portaron las banderas de España y Andalucía durante la apertura del evento con los himnos y ejecutaron coreografiados movimientos en el redondel. Tras ellos, fueron turnándose tandas de enganches según su tipología.

Un enganche de la modalidad de tronco en la plaza de la Maestranza. Un enganche de la modalidad de tronco en la plaza de la Maestranza.

Un enganche de la modalidad de tronco en la plaza de la Maestranza. / José Ángel García

Primero fue el turno de las medias potencias, los troncos, las limoneras y los troncos caleseros. Es decir, coches tirados por uno o dos caballos. Conforme avanzó el evento, que duró un par de horas, fue aumentando el número de caballos por vehículo. La tanda de tridem, tresillo y potencia fue la más celebrada de la tarde, destacando especialmente el dorsal 31. Una potencia -tres caballos en paralelo- guiada por el joven Eduardo López, que no cesó de dibujar círculos sobre la boca de riego y dar pasos hacia atrás con su enganche. La penúltima serie presentó coches de cuatro y cinco animales: cuarta, media potencia y cinco a la larga. Preludio de la traca final, protagonizada por espectaculares carruajes park drag y coach coupé. Un vehículo muy utilizado para recorrer grandes distancias en siglos pasados y que cayó en desuso por la aparición del tren.

La Exhibición de Enganches mostró un trozo de la historia de la automoción y de la artesanía de los últimos siglos. Algo en lo que hizo hincapié Moreno de los Ríos, que nombraba las profesiones que viven gracias a los enganches actualmente. Carpinteros, guarnicioneros, pintores, herreros, faroleros o lacayos son algunas de ellas. Además de un motor económico para estos profesionales, los enganches lo son para Sevilla a tenor del gran ambiente que se respiró en los tendidos, donde se mezclaron entendidos del caballo con familias que inculcan a los más pequeños el gusto por el caballo y la tradición que ya suma tres décadas y media haciendo de la Real Maestranza de Caballería el epicentro del enganche.

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