Estos son los pueblos más agradables de Sevilla para visitar en verano: fresquitos y con mucha vida

En lo que va de verano, se han sucedido diversos episodios de calor con temperaturas por encima de lo normal, según ha ido informando la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Aunque las máximas parecen haber dado una pequeña tregua durante esta semana, lo cierto es que la provincia de Sevilla ha llegado a rozar los 42ºC en zonas como la capital y, cuando esto sucede ¿quién no se imagina cogiendo carretera para huir del intenso calor?

Por ese motivo, son muchas las personas que deciden desplazarse en búsqueda de lugares con una situación térmica más agradable y, para ello, no siempre es necesario salir de la región. Encontramos así la oportunidad perfecta de descubrir nuevos rincones y disfrutar de Sevilla en verano, desde un punto de vista diferente. A continuación, hacemos un repaso por algunos de los municipios más frescos de la provincia.

Cazalla de la Sierra, a 80 kilómetros de Sevilla

A lo largo de Andalucía, existen rincones naturales y pueblos a la vera de ríos con climas menos extremos. Es el caso de Cazalla de la Sierra, localidad situada a 80 kilómetros de la capital hispalense, en el Parque Natural de la Sierra Norte de Sevilla. Si bien en la gran urbe las temperaturas rozan durante este martes 22 de julio los 37ºC, en Cazalla de la Sierra las máximas no superan los 34ºC. Y lo mismo sucede si hablamos de las mínimas, con una diferencia de 3ºC.

Precisamente, la presencia de este municipio en el parque natural favorece unas temperaturas más suaves, en comparación con las de otras ciudades. Y el río Huéznar, uno de los tres grandes arroyos de la Sierra Morena sevillana, contribuye a generar un ambiente más refrescante. Por si esto fuera poco, Cazalla de la Sierra cuenta con un rico patrimonio y una gastronomía digna de mención, conocida especialmente por su aguardiente y sus vinos.

San Nicolás del Puerto

De nuevo en la Sierra Norte de Sevilla, San Nicolás del Puerto es un pueblo pequeño y tranquilo situado a 588 metros de altitud y cuyos parajes naturales resultan impresionantes. Además, ofrece un ambiente menos tórrido, envuelto en el fresco aroma de su vegetación. Es el lugar perfecto para saborear la tranquilidad de la montaña, la diversión del turismo de aventuras y el inevitable disfrute de su playa artificial, una piscina natural creada por las aguas del río Galindón.

Con una historia que se remonta a los pueblos celtas, San Nicolás del Puerto es una joya escondida en el interior andaluz, que ofrece monumentos como su puente romano, las cascadas del Huéznar y el Cerro del Hierro.

Alanís

Con más de 671 metros de Altitud, Alanís es uno de los pueblos más altos de la provincia. Esto explica sus llevaderos veranos. Además, se trata de otra localidad ideal para el turismo, pues cuenta con edificaciones tan emblemáticas como su castillo medieval de planta hexagonal, datado de finales del siglo XIV.

El entorno natural en el que se encuentra esta localidad de solo 1.673 habitantes, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), hace que los veranos sean más frescos que en otras zonas de la provincia.

Constantina

Rodeada de bosques de castaños, alcornoques y encinas, Constantina es una preciosa localidad al norte de la provincia, que ofrece veranos más suaves. Y no solo eso: visitarla supone un viaje a través de la historia para descubrir entre sus calles vestigios de las distintas civilizaciones que ahora forman parte de su memoria.

Su núcleo tradicional ha sido declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de Conjunto de Interés Histórico - Artístico; y en él se integran espectaculares consutrucciones como su Castillo de época árabe.

Guadalcanal

Por último, Guadalcanal es otro de los municipios que se pueden incluir entre los más frescos de la provincia. Inmerso en el Parque Natural Sierra Norte, su frontera con Extremadura le permite compartir la cultura, historia y tradiciones de ambas comunidades. Asimismo, esta localidad de media montaña cuenta con amplias dehesas que alternan con bosques de encinas, alcornoques, quejidos, castaños, pinos, olmos y olivos; una rica vegetación que, junto a la convergencia de distintos arroyos, le otorgan u ambiente menos sofocante.