Lo estrafalario de Sevilla es que no somos famosos por conducir como locos, sino por aparcar como tales.

Sevilla vive estos días más allá de la luz cegadora de lo comercial y del ruido de los papeles de envolver.

El invierno en Sevilla es el mejor momento y el lugar más idóneo para tomar el sol.

Algunos negocios pequeños resisten, e incluso prosperan, quizá por contraste a las grandes cadenas.

En vez de como 'la ciudad del Alumbrao' nos podríamos publicitar como 'la ciudad del Apagón'.

Aquí vivimos el frío realmente mal: pagando mucho y sin poder entrar del todo en calor.

Que Sevilla se comprometa a dar luz y poner foco en las enfermedades raras.

¿Sabe Sevilla preguntarle al espejo y esperar a porta gayola una respuesta sincera?.

Hay en el aire una vitalidad que, sólo de acompasarse bien, serviría de apertura y duraría todo el año.

Hay quienes, en vez de lamentar la situación de los sin techo, lo hacen de la mala imagen que dan a la ciudad.