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Las principales restauraciones a las que ha sido sometida la Macarena a lo largo de su historia

Desde el siglo XIX, la imagen ha sido intervenida en varias ocasiones para asegurar su conservación

"Cuando vi las fotos de la Macarena pensé que era una broma de la IA"

La comparativa de la restauración de la Virgen Macarena. / juan carlos muñoz

Pocas cuestiones han concentrado tanta atención en los últimos tres días en Sevilla como el regreso al culto de Nuestra Señora de la Esperanza Macarena tras ser sometida a labores de conservación. La dolorosa volvía a su camarín a primera hora del sábado, después de permanecer cinco días en dependencias de la Hermandad, donde fue intervenida por el equipo del profesor Francisco Arquillo Torres.

Aunque el anuncio oficial hablaba de una actuación de conservación, el resultado final provocó sorpresa, desconcierto y un amplio debate público. Más allá de las tareas anunciadas, el rostro de la Virgen mostraba alteraciones visibles, lo que generó una oleada de comentarios tanto dentro como fuera del entorno cofrade.

Los fieles quedaron atónitos ante el aspecto de la talla, muchos de ellos incapaces de reconocer en su totalidad a la Esperanza Macarena. Las redes sociales se llenaron rápidamente de imágenes comparativas con su aspecto anterior. En las observaciones más repetidas, se apuntaba a una mayor claridad en el rostro, ligeras variaciones en la forma de los ojos y labios, y unas pestañas de gran tamaño, que, en conjunto, modificaban perceptiblemente la expresión de la Virgen.

La comparativa de la restauración de la Virgen Macarena. / juan carlos muñoz

Ante la magnitud de las reacciones, la Basílica cerró sus puertas una hora antes de lo previsto el sábado por la mañana. En las horas siguientes, y antes de su reapertura vespertina, se decidió realizar una intervención de urgencia para sustituir las pestañas. La Hermandad pidió disculpas públicas por lo que calificó como un “incidente”. No obstante, la fisonomía de la Virgen seguía generando cierta disconformidad, especialmente por parte de quienes destacaban que “no encontraban la mirada de su Esperanza”.

La noche del sábado al domingo fue escenario de una tercera intervención, con el objetivo de recuperar, en la medida de lo posible, la expresión de la Dolorosa. El resultado fue valorado como más positivo dentro de la complejidad de la situación. Ya el domingo por la mañana, la Hermandad anunció que la Virgen permanecería en veneración extraordinaria hasta el martes, para que los fieles pudieran contemplar de cerca el resultado final de los trabajos, de los cuales no otorgaron detalles concretos.

La Macarena, en veneración extraordinaria este domingo / Juan Carlos Muñoz

Este episodio ha traído nuevamente al centro del debate la historia de intervenciones que ha tenido la imagen de la Virgen de la Esperanza a lo largo de sus siglos de historia.

Otras intervenciones de la Esperanza Macarena

En marzo de 1881, el escultor Emilio Pizarro de la Cruz fue el encargado de llevar a cabo una restauración de notable importancia. Según consta en los archivos de la Hermandad, los trabajos consistieron en “arreglar el cuerpo de la Virgen, hacerle el maniquí y brazos, colocar nuevas pestañas, ajustar las lágrimas y restaurar algunos desperfectos del rostro”. Fue una de las primeras intervenciones documentadas que abordó de manera estructural la conservación de la imagen.

Tres años después, en marzo de 1884, se realizó una nueva actuación, esta vez de carácter anónimo, centrada exclusivamente en la sustitución de las pestañas. Aunque aparentemente menor, esta intervención se menciona con frecuencia al tratarse de un elemento especialmente característico en la fisonomía de la imagen.

La Esperanza Macarena, tras la restauración de Arquillo en 1978 / Hermandad de la Macarena

La última restauración de gran envergadura se produjo en 1978, bajo la dirección del profesor Arquillo, en una intervención que se desarrolló en dependencias anexas a la Basílica, concretamente en una sala de la planta alta de la Hermandad. La imagen fue retirada del culto el 8 de enero de ese año y retornada el 11 de febrero. Junto al profesor, participaron Fuensanta de la Paz y Rogelia Hernández, dos restauradoras de prestigio. En aquella ocasión se abordó un saneamiento general de la imagen, consolidando su estructura y corrigiendo grietas y pequeñas fisuras.

Entre los resultados más visibles de aquella intervención se encuentra el tratamiento aplicado a una mancha de la mejilla izquierda, que se suavizó hasta convertirse en una veladura casi imperceptible. También se realizaron radiografías y diversos análisis microscópicos y técnicos para conocer a fondo el estado de la talla. En el rostro, se optó por una limpieza mota a mota, fijando las áreas donde la policromía se había desprendido. El cuello también fue objeto de restauración, donde se eliminaron grietas y restos de anclajes antiguos. Las manos de la Virgen, afectadas por el desgaste propio de los besamanos, recibieron una atención especial para fijar su policromía original.

La Esperanza Macarena, tras la intervención a la que fue sometida en 2012 / Hermandad de la Macarena

En julio de 2012, el profesor Arquillo volvió a intervenir la imagen, 34 años después de su última restauración, en el marco de una actuación de mantenimiento similar a la que se ha realizado recientemente, aunque con un resultado notablemente distinto. Aquella intervención se llevó a cabo con una duración de cinco días y se extendió también al Señor de la Sentencia y Nuestra Señora del Rosario. En este caso, la junta de gobierno convocó un cabildo general en noviembre de 2011, donde cerca de 300 hermanos respaldaron unánimemente la actuación.

Durante esta actuación, se sustituyeron las articulaciones de los brazos por unas más modernas, se renovó la tela del candelero y se realizaron correcciones sobre la policromía de las manos, afectadas igualmente por el contacto devocional. También se repararon los desperfectos provocados por la colocación de alfileres. La parte más delicada del proceso fue una limpieza del rostro, destinada a eliminar la suciedad acumulada sin alterar el aspecto visual, algo que ahora, trece años después, vuelve a realizarse con consecuencias visuales muy distintas.

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