Sevilla FC

Una decena de bajas y a cuatro puntos del liderato

Papu se aprestar a disparar con su pierna zurda para hacer el 1-2 al Celta, un golazo.

Papu se aprestar a disparar con su pierna zurda para hacer el 1-2 al Celta, un golazo. / Antonio Pizarro

Con nueve canteranos en la convocatoria, sin pilares como Bono, Koundé, Jesús Navas y En-Nesyri, de los que que ya es difícil incluso acordarse, con otra decena de bajas incluida la de su entrenador, también afectado por la ola de positivos en Covid... y como segundo clasificado a cuatro puntos del liderato de la Liga. Así concluyó el Sevilla la empinadísima cuesta de enero, en la que se le juntaron todos los demonios en contra, incluida la derrota en el derbi de la Copa del Rey, con su adenda de carga hiriente desde el rival que podría haber pasado factura en los dos partidos ligueros posteriores. Pero no, el Sevilla, que en Mestalla tuvo once bajas más la de Lopetegui, sigue invicto. No ganó al Celta, pero mantuvo el tipo y la distancia con el liderato. Y sigue a más puntos del tercero que del primero, a 10 del cuarto y a 11 del quinto, que es el que marca el verdadero objetivo: la Champions.

Tiene muchísimo mérito lo que está haciendo un Sevilla que cuando creía que en el mes de enero, tras el parón de Navidad, iba a recuperar efectivos y a repartir mejor los esfuerzos se ha encontrado todo lo contrario. De la media de seis o siete bajas pasó a la de nueve o diez, aumentándose la nómina de bajas con el brote de positivos al tiempo que la ola de ómicron inundaba de test de antígenos los hogares españoles. El autodiagnóstico del Sevilla es claro: la casta y el coraje están en perfecto estado de salud, como se pudo comprobar con la igualada ante el Celta, que casi culmina en remontada si no media el poste en el disparo postrero de Óliver Torres. La vacuna de la resiliencia sigue siendo efectiva en Nervión, sin necesidad de nuevas dosis de refuerzo.

El sistema inmune inherente al club y al cuerpo técnico del Sevilla, acostumbrados a luchar por encima de sus posibilidades, obligándose a ello casi siempre, ha vuelto a demostrar que este equipo no entiende de pandemias ni de plagas. Ante el Celta apenas recuperó al portero, Dmitrovic, ausente en dos citas clave como el derbi copero y la visita a Mestalla –y bien que se notó–; pero Koundé siguió ausente y Fernando se resintió de un golpe en el tobillo y fue sustituido al descanso. Dos matices más en el extensísimo parte de bajas –es una alegoría, porque el Sevilla ya no ofrece partes médicos– que tiene, con pacientes de larga duración, Jesús Navas, Delaney, Suso y Lamela, y víctimas del virus FIFA, Bono, Munir y En-Nesyri. Ni siquiera Jesús Navas, que prometió estar tras la Navidad, se pudo apuntar a escalar la elevada cuesta de enero.

Y, en lugar de altas, la enfermería se fue llenando de otras incidencias entre las que la más influyente fue la de los positivos en Covid. Pero no la única, como se pudo comprobar con el costalazo fortuito de Koundé ante el Getafe que lo ha tenido los tres partidos siguientes de baja, salvo en la reanudación del derbi.

Anímicamente, el equipo, pese al esfuerzo continuado de un magro grupo de futbolistas que apenas supera la docena, ha respondido también. Era difícil levantar el ánimo después del golpetazo anímico del derbi, en el que el Sevilla se sintió triplemente agredido: por lo acaecido con Joan Jordán, por la reanudación del partido por orden de los comités sin que pudiera jugar el catalán y por la derrota final. Pero, lejos lamerse las heridas en un rincón, el Sevilla, con once bajas más la de Julen Lopetegui, arribó a Mestalla mirando a la Liga a la cara. Y lo siguió haciendo, aún sin el guipuzcoano ni en los entrenamientos ni en el banquillo, ante el Celta el sábado.

"Si se juega cinco minutos más creo que podríamos haberlo ganado. El equipo demostró carácter y personalidad", dijo Papu Gómez tras el empate ante el Celta. Si algo le ha sobrado al mermado grupo en el mes de enero ha sido carácter y personalidad. Ahora, con este nuevo parón, llega la ocasión de recuperar fuerzas, física y anímicamente, y embocar los retos, la Liga y la Liga Europa (17-24 de febrero), con nuevos bríos y efectivos recuperados, como los tres marroquíes tras la Copa de África, cuya final es el 6 de febrero, un día después del Osasuna-Sevilla, primer partido tras el receso. A ver si esta vez sirve el parón...

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